Existen una serie de palabras clave que nos ayudan a definir la idea de
constructivismo. Este enfoque desecha la idea de acumulación y su línea de
trabajo se puede definir con palabras como integración, modificación, relación y
coordinación de conocimientos.
Para los defensores de este enfoque, la escuela es un lugar de iniciación y
puesta en contacto con la cultura. Es la escuela quien facilita ese acceso y la
interpretación personal de cada individuo, a la par que interviene planificando
aspectos que promuevan el desarrollo del alumnado.
Para ellos el alumno es el principal protagonista y el que va
“construyendo” sus conocimientos. Él es el mayor responsable de este
proceso aunque no está solo en su viaje.
Muchos son los factores que influyen en el desarrollo del alumno.
Todo niño que acude a la escuela recibe de manera constante una cantidad
ingente de información de numerosas fuentes tales como su familia, entorno,
comunidad, amigos, medios de comunicación...
Todo ello hace que el individuo vaya forjando diferentes esquemas de
conocimiento que configuren su experiencia vital y le ayuden en el futuro.
Este hecho es una realidad; pero como hemos visto no todas las corrientes
lo entienden de la misma manera.
El constructivismo toma como elemento central de toda su teoría, el hecho
de que el alumno no es una jarra vacía que ha de ser llenada por conocimientos.
Afirma que los alumnos no parten de cero ante lo que nosotros consideramos que
puede ser nuevo para ellos.
El alumno lo que hace es construir nuevos significados
a partir de los datos que ya tenía en su cabeza bien sea ampliando o
reconstruyendo; es decir trabaja sobre una base ya existente.
Esa base existente va aumentando o no en función de algunos aspectos como
la disposición del alumno. En ella se recoge la personalidad del alumno, sus
experiencias e interés y las expectativas que el docente tiene puestas en él. A
su vez la situación de aprender conceptos nuevos e incluirlos en sus esquemas,
es más sencilla si el alumno posee unas capacidades tanto cognitivas como
motrices ayudada a su vez por los instrumentos y estrategias que se han ido
adquiriendo con el tiempo y, como no, de los conocimientos y esquemas que ya
tengan.
Defiende C.Coll
(1993, 41)
“Cuando el alumno se
enfrenta a un nuevo contenido a aprender, lo hace siempre armado con una serie
de conceptos, concepciones, representaciones y conocimientos, adquiridos en el
transcurso de sus experiencias previas, que utiliza como instrumentos de
lectura e interpretación y que determinan en buena parte qué informaciones
seleccionará, cómo las organizará y qué tipos de relaciones establecerá entre
ellas”.
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